viernes, 25 de febrero de 2011

CARTA UNESCO - UIA DE LA FORMACIÓN EN ARQUITECTURA, Versión revisada 2004

PREÁMBULO

Nosotros, los arquitectos, implicados en el futuro desarrollo de la calidad del entorno construido en un mundo en rápida transformación, creemos que todo lo que afecta al modo en que el entorno se planea, se diseña, se construye, se utiliza, se acondiciona interiormente, se incorpora al paisaje y se mantiene, atañe al ámbito de la arquitectura. Nosotros, los arquitectos, asumimos la responsabilidad de mejorar la formación teórica y práctica de los futuros arquitectos para que les permita cumplir con las expectativas de las sociedades del siglo XXI en todo el mundo en relación a los asentamientos humanos sostenibles en el contexto de cada patrimonio cultural.

Somos conscientes del hecho de que, a pesar de la gran cantidad de contribuciones extraordinarias y a veces espectaculares de nuestra profesión, existe un porcentaje sorprendentemente pequeño del entorno construido que ha sido concebido y realizado por arquitectos y urbanistas. Existe aún espacio para el desarrollo de nuevas tareas para la profesión, si los arquitectos llegan a ser conscientes de las crecientes necesidades identificadas y las posibilidades ofrecidas en áreas que, hasta ahora, no han sido de gran preocupación para la profesión. En este sentido, es necesaria una mayor diversidad en el ejercicio profesional y, en consecuencia, en la formación teórica y práctica de los arquitectos.

Esto es particularmente cierto para aquellos que trabajan en el contexto de países en desarrollo, donde los arquitectos podrían aceptar el rol de “facilitador”, en lugar del de “proveedor”, y donde la profesión puede encontrar nuevos desafíos. No cabe duda de que la capacidad del arquitecto para solucionar problemas puede contribuir enormemente a tareas como el desarrollo comunitario, programas de autoayuda, facilidades educativas, etc., y de esta manera contribuir significativamente a mejorar la calidad de vida de aquellos que no son aceptados como ciudadanos de pleno derecho y que no cuentan como clientes habituales del arquitecto.    


0.  OBJETIVOS

Los objetivos de esta Carta son, en primer instancia, que ésta sea utilizada para la creación de una red mundial de formación en arquitectura en cuyo seno pueda compartirse cada progreso individual y que acentúe la conciencia de que la formación de los arquitectos constituye uno de los desafíos para el entorno construido y la profesión más significativos del mundo contemporáneo. 

En consecuencia, declaramos:


I.          CONSIDERACIONES GENERALES

0      Que los educadores deben preparar a los arquitectos para formular nuevas soluciones para el presente y el futuro, ya que la nueva era conlleva graves y complejos desafíos relacionados con la degradación social y funcional de numerosos asentamientos humanos. Estos retos pueden incluir la urbanización global y la consecuente reducción de muchos ambientes existentes, una severa escasez de viviendas, servicios urbanos e infraestructura social, y la creciente exclusión de arquitectos en proyectos de entorno construido.

1      Que la Arquitectura, la calidad de las construcciones y su inserción armoniosa en el entorno natural y construido, así como el patrimonio cultural, tanto individual como colectivo, son cuestiones de interés público.

2      Que es de interés público asegurar que los arquitectos son capaces de entender características regionales y de dar forma práctica a las necesidades, expectativas y mejora de la calidad de vida de individuos, grupos sociales, comunidades y asentamientos humanos.


3      Que los métodos de formación y aprendizaje para arquitectos son variados, de modo que desarrollan la riqueza cultural y permiten flexibilizar los planes de estudio para responder a las demandas y requisitos (incluyendo métodos de entrega de proyectos) del cliente, los usuarios, la industria de la construcción y la profesión, manteniéndose alerta sobre las motivaciones políticas y financieras que originan estos cambios.

4      Que, bajo reserva del reconocimiento de la importancia de las tradiciones y prácticas regionales y culturales y la necesidad de que existan diferencias en los planes de estudios que acomoden tales variaciones, existe una base común entre los métodos pedagógicos utilizados y que, estableciendo criterios, permitirá a los países, escuelas de arquitectura y organizaciones profesionales evaluar y mejorar la formación dada a los futuros arquitectos.

5      Que la creciente movilidad de los arquitectos entre los diferentes países exige el reconocimiento mutuo o la validación de títulos individuales, diplomas, certificados y otras evidencias de calificaciones formales.

6      Que el reconocimiento mutuo de títulos, diplomas, certificados y otras evidencias de calificaciones formales para ejercer la profesión de arquitecto ha de basarse en criterios objetivos, garantizando que los titulados han recibido y continúan manteniendo el tipo de formación reclamado en esta Carta.

7      Que la visión del mundo futuro, cultivada en las escuelas de arquitectura, debe incluir los siguientes objetivos:

·         una calidad de vida decente para todos los habitantes del mundo.
·         una aplicación tecnológica que respete las necesidades sociales, culturales y estéticas de las personas, con un conocimiento del uso adecuado de los materiales en Arquitectura y de sus costes de mantenimiento iniciales y futuros.
·         un desarrollo ecológicamente equilibrado y sostenible del entorno natural y construido que incluya el uso racional de los recursos disponibles.
·         una Arquitectura valorada como propiedad y responsabilidad de todos.

8      Que las cuestiones relacionadas con la Arquitectura y el medioambiente se introduzcan como parte de la educación general en escuelas de primaria y secundaria, porque es importante un conocimiento previo del entorno construido tanto para los futuros arquitectos como para los usuarios de los edificios.

9      Que deben ser establecidos sistemas de formación continua para arquitectos, ya que la formación en Arquitectura no debe ser nunca considerada como un proceso cerrado sino como uno en el que el aprendizaje se mantiene a lo largo de toda la vida.


II.         OBJETIVOS DE LA FORMACIÓN EN ARQUITECTURA

0      Que la formación en Arquitectura desarrolle la aptitud de los estudiantes para concebir, diseñar, comprender y ejecutar el acto de construir, en el contexto del ejercicio de la Arquitectura que equilibra las tensiones entre emoción, razón, e intuición, y que da forma física a las necesidades de la sociedad y el individuo.

1      Que la Arquitectura es una disciplina que recurre a conocimientos de las Humanidades, las Ciencias físicas y sociales, la tecnología, las Ciencias medioambientales y las Artes creativas.

2      Que la formación que conlleve títulos de calificación y permita a los profesionales ejercer en el campo de la arquitectura debe garantizar un nivel universitario/terciario con la disciplina de la arquitectura como elemento principal, siendo impartida en Universidades, Politécnicos y Academias.

3      Que la formación en arquitectura comprende los puntos siguientes:
·         La aptitud para crear proyectos arquitectónicos que satisfagan a la vez las exigencias estéticas y técnicas.  
·         El conocimiento adecuado de la historia y de las teorías de la Arquitectura, así como de las artes, tecnologías y ciencias humanas relacionadas.
·         El conocimiento de las bellas artes como factor de prueba que puede influir en la calidad de la concepción arquitectónica.
·         El conocimiento adecuado del urbanismo, la planificación y de las técnicas aplicadas en el proceso de planificación.
·         La comprensión de las relaciones que existen, por un lado, entre las personas y las creaciones arquitectónicas y, por otro, entre éstas y su entorno, así como la necesidad de armonizar las creaciones arquitectónicas y los espacios en función de la escala y de las necesidades del hombre.
·         La comprensión de la profesión de arquitecto y su función en la sociedad, en particular elaborando proyectos que tengan en cuenta los factores sociales.
·         La comprensión de los métodos de investigación y preparación del proyecto de construcción.
·         La comprensión de los problemas de concepción estructural, de construcción y de ingeniería civil vinculados con los proyectos de edificios. 
·         El conocimiento adecuado de los problemas físicos y de tecnologías, así como de la función de los edificios, de forma que se dote a éstos de todos los elementos para hacerlos internamente confortables y para protegerlos de los factores climáticos. 
·         La capacidad técnica que le permita concebir edificios que cumplan las exigencias de los usuarios respetando los límites impuestos por los factores de coste y las regulaciones en materia de construcción.
·         El conocimiento adecuado de las industrias, organizaciones, regulaciones y procedimientos necesarios para realizar los proyectos de edificios y para integrar los planos en la edificación.

4      Que los siguientes puntos especiales sean considerados en el desarrollo de los planes de estudio:

·         Conciencia de las responsabilidades frente a los valores humanos, sociales, culturales, urbanos, de la arquitectura y del medioambiente, así como del patrimonio arquitectural.
·         Un conocimiento adecuado de los medios para lograr una concepción ecológicamente sostenible y  la conservación y rehabilitación medioambiental.
·         El desarrollo de una capacidad creativa en técnicas constructivas, fundada en el conocimiento de las disciplinas y métodos de la construcción relacionados con la Arquitectura.
·         Un conocimiento adecuado de la financiación y gestión de proyectos, control de costos y métodos de entrega.
·         Una formación en técnicas de investigación como parte inherente del aprendizaje de la Arquitectura, tanto para estudiantes como para profesores.

5      Que la formación en Arquitectura comprende la adquisición de las capacidades siguientes:

5.A. CONCEPCIÓN

·         Capacidad imaginativa, creativa, innovadora y de liderazgo en el proceso de diseño.
·    Capacidad de recopilar información, definir problemas, aplicar análisis y juicios críticos y formular estrategias de acción. 
·         Capacidad de pensar en tres dimensiones en la exploración de la concepción.
·    Capacidad de reconciliar factores divergentes, integrar conocimientos y aplicar técnicas en la creación de una solución conceptual. 

        5.B. CONOCIMIENTOS
           
B1. Estudios Culturales y Artísticos

·         Capacidad para actuar con conocimiento de los precedentes históricos y culturales en arquitectura local y mundial.
·         Capacidad para actuar con conocimiento de las Bellas Artes que influya en la calidad de la concepción arquitectural.
·         Comprensión de cuestiones del patrimonio en un entorno construido.
·         Reconocimiento de la relación existente entre Arquitectura y otras disciplinas creativas.

B2. Estudios Sociales

  • Capacidad para actuar con conocimiento de la sociedad, así como para trabajar con clientes y usuarios que representen las necesidades de la sociedad.
  • Capacidad para desarrollar un proyecto a través de la definición de las necesidades de la sociedad, los clientes y los usuarios, y para investigar y definir requisitos contextuales y funcionales en diferentes entornos construidos.  
  • Comprensión del contexto social en el que se procuran los entornos construidos, de los requisitos ergonómicos y de espacio y temas de equidad y acceso. 
  • Conocimiento de los códigos, regulaciones y estándares relevantes para la planificación, concepción, construcción, higiene, seguridad y uso de los entornos construidos. 

B3. Estudios Medioambientales
           
  • Capacidad para actuar con conocimiento de los sistemas naturales y entornos construidos.
  • Comprensión de temas de conservación y gestión de residuos.
  • Comprensión del ciclo de vida de los materiales, temas de sostenibilidad e impacto medioambiental, concepción para el consumo reducido de energía, así como de sistemas pasivos y su gestión.  
  • Conocimiento de la historia y la práctica del paisajismo, urbanismo, así como de la planificación territorial y nacional y su relación con la demografía y los recursos globales. 
  • Conocimiento de la gestión de sistemas naturales que tengan en cuenta el riesgo de desastres naturales.

B4. Estudios Técnicos
                       
·         Conocimientos técnicos de estructuras, materiales y construcción.
·         Capacidad de utilizar técnicas innovadoras en la utilización de las técnicas de la construcción y conocimiento sobre su evolución.
·         Conocimiento de los procesos de concepción técnica y de la integración de las tecnologías de estructuras, construcción y de los sistemas de servicios como un conjunto funcionalmente eficaz.
·         Conocimiento de los sistemas de servicios, así como de los sistemas de transportes, de comunicación, de conservación y de seguridad.
·         Conocimiento de la función de la documentación técnica y de las especificaciones en la concepción del proyecto, así como de los procesos de construcción, costes, planificación y control.

B5. Estudios de concepción
           
·         Conocimiento de la teoría y métodos de la concepción.
·         Comprensión de procesos y procedimientos de concepción.
·         Conocimiento de antecedentes de concepción y de crítica arquitectural.                 

B6. Estudios profesionales
           
·         Capacidad para actuar con conocimiento de contextos profesionales, comerciales, financieros y legales.
·         Capacidad para comprender diferentes formas de procurar servicios de Arquitectura.
·         Comprensión de los modos de construcción y de industrias de desarrollo, de dinámicas financieras, de inversión inmobiliaria y de la gestión de equipamientos. 
·         Comprensión de los roles potenciales de los arquitectos en áreas de actividad convencionales y nuevas, así como en un contexto internacional. 
·         Conocimiento de los principios comerciales y su aplicación al desarrollo de entornos construidos, a la gestión de proyectos y al funcionamiento de consultorías profesionales. 
·         Conocimiento de la ética profesional y de los códigos de conducta aplicados al ejercicio de la arquitectura y a las responsabilidades legales del arquitecto en relación con el registro, el ejercicio y los contratos de construcción. 

5.C. APTITUDES

·         Habilidad para actuar y de comunicar ideas a través de la colaboración, el diálogo, el cálculo, la escritura, el dibujo, la maqueta y la evaluación.
·         Habilidad para utilizar la técnica manual, electrónica, gráfica y de maqueta para explorar, desarrollar, definir y comunicar una propuesta de concepción.
·         Conocimiento de sistemas de evaluación, mediante medios manuales y/o electrónicos en orden a una auditoria cualitativa del entorno construido.

6      Que para la adquisición equilibrada de las materias y las capacidades citadas en las Secciones II.3, II.4 y II. 5 se requiere un periodo no inferior a cinco años de estudios a tiempo completo en una universidad o institución equivalente, más un periodo no inferior a dos años de prácticas en un lugar de trabajo apropiado para la obtención del registro / licencia / certificación, de los cuáles un año puede ser efectuado con anterioridad a la conclusión de los estudios académicos. 

           
III.        CONDICIONES Y REQUISITOS DE UNA ESCUELA ACREDITADA

Para alcanzar los Objetivos citados anteriormente deben ser tenidos en cuenta las condiciones y requisitos que se enumeran a continuación:

1       Que las Escuelas de Arquitectura deben estar dotadas de apropiados estudios, laboratorios, facilidades para la investigación, grados de estudios superiores, bibliotecas e información e intercambio de datos para nuevas tecnologías.  

2       Que, con el fin de promover un conocimiento común y de elevar el nivel de formación en Arquitectura, la creación de una red de intercambio de información, de profesores y de estudiantes de cursos superiores es tan necesaria a nivel mundial como a nivel regional para promover la comprensión de los diversos climas, materiales, prácticas locales y culturas. El uso de examinadores externos es un método reconocido para obtener y mantener estándares comparables a nivel nacional y global.

3      Que toda institución dedicada a la enseñanza debe ajustar el número de estudiantes a su capacidad pedagógica y la selección de estudiantes debe estar conforme con las aptitudes que se requieren para una formación acertada en Arquitectura; esto será aplicado a través de un proceso de selección apropiado para el acceso a cada programa académico.

4       Que el número de profesores/alumnos debe reflejar la metodología de talleres de proyectos requerida para obtener las capacidades indicadas anteriormente, ya que la enseñanza a través de talleres de proyectos debe ser la parte dominante del proceso de formación.

5       Que el trabajo en proyectos individuales acompañado del diálogo directo entre profesor/alumno debe ser la base del periodo de formación y que la continua interacción entre el ejercicio y la enseñanza de la Arquitectura debe ser reforzada y protegida, mientras que el trabajo en talleres de proyectos debe ser una síntesis de los conocimientos adquiridos y de las aptitudes requeridas.

6       Que el desarrollo de aptitudes de dibujo convencional es todavía un requisito en el programa educativo y que la tecnología informática moderna y el desarrollo de software especializado hace imperativo la formación en el uso de ordenadores en todos los aspectos de la formación en Arquitectura.

7       Que la investigación y la publicación deben ser consideradas como actividades inherentes a los profesores de Arquitectura y deben abarcar los métodos y las experiencias aplicadas en el ejercicio de la Arquitectura, del trabajo en proyectos y de los métodos de construcción, así como de las disciplinas académicas.

8       Que los centros de formación deben crear sistemas de auto evaluación y proceder regularmente a evaluaciones por parte de un panel de revisión que incluya formadores apropiadamente experimentados de otras escuelas y países y arquitectos que ejerzan la profesión o participen en el aprobado Sistema de Validación UNESCO-UIA.

9       Que la formación debe ser formalizada por una demostración individual de capacidades al finalizar el programa de estudios, siendo la parte principal la presentación de un proyecto de arquitectura que demuestre los conocimientos adquiridos y las aptitudes concomitantes. Para este objeto, los jurados deben estar constituidos por equipos interdisciplinarios, que incluyan examinadores externos a la escuela que pueden ser arquitectos en ejercicio o académicos, en otras escuelas o países, con experiencia y conocimientos de los procesos de evaluación a este nivel.

10     Que, para beneficiarse de la gran variedad de métodos de formación existentes, es deseable que se incluya la formación a distancia y los programas de intercambio para profesores y estudiantes de nivel avanzado. Los proyectos finales podrían ser compartidos entre las escuelas de Arquitectura como instrumento para facilitar la comparación entre resultados y auto evaluación de centros de formación, a través de un sistemas de premios internacionales, exposiciones y publicaciones en sitios web de Internet.


IV. CONCLUSIÓN

Esta Carta fue creada por iniciativa de la UNESCO y de la UIA para que sea aplicada a nivel internacional en la formación en Arquitectura y necesita una garantía de protección, de desarrollo y de acción urgente.

La Carta constituye un marco para orientar y guiar a alumnos y profesores de todos los centros involucrados en la formación de la Arquitectura y la Planificación urbanística. Está concebido como un documento “dinámico” que será revisado regularmente para que tenga en cuenta nuevas tendencias, necesidades y evoluciones del ejercicio profesional, así como de los sistemas educativos.

Más allá de los aspectos estéticos, técnicos y financieros ligados a las responsabilidades profesionales, las preocupaciones más importantes expresadas en esta Carta son el compromiso social de la profesión, es decir, la conciencia del rol y de la responsabilidad del arquitecto en su respectiva sociedad, así como la mejora de la calidad de vida a través de asentamientos humanos sostenibles.

La Carta UNESCO/UIA aprobada inicialmente en 1996 (Asamblea de la UIA, Barcelona) ha sido redactada por un grupo de diez expertos, coordinado por Fernando Ramos Galino (España), incluyendo: Lakhman Alwis (Sri Lanka), Balkrishna Doshi (India), Alexandre Koudryavtsev (Rusia), Jean-Pierre Elog Mbassi (Benin), Xavier Cortes Rocha (México), Ashraf Salama (Egipto), Roland Schweitzer (Francia), Roberto Segre (Brasil), Vladimir Slapeta (República Checa), Paul Virilio (Francia).

Este texto ha sido revisado en 2004/2005  por el Comité de Validación UNESCO/UIA para la Formación en Arquitectura, en colaboración con la Comisión de Formación de la UIA. Los autores de dicha revisión han sido : Jaime Lerner (Brasil) representando la UIA  y  Wolf Tochtermann (Alemania), representando a la UNESCO :  co-Presidentes, Fernando Ramos Galino (España), Ponente General, Brigitte Colin (Francia), representando a la UNESCO, Jean-Claude Riguet (Francia), Secretario General de la UIA y los siguientes miembros regionales:
Ambrose A. Adebayo (Sudáfrica), Louise  Cox (Australia), Nobuaki  Furuya (Japón), Sara Maria Giraldo Mejia (Colombia), Paul Hyett (Reino Unido), Alexandre  Koudryavtsev (Rusia), Said  Mouline (Marruecos), Alexandru Sandu (Rumania), James Scheeler (Estados Unidos), Roland Schweitzer (Francia), Zakia Shafie (Egipto), Vladimir  Slapeta (República Checa), Alain Viaro (Suiza), Enrique Vivanco Riofrio (Ecuador).

jueves, 24 de febrero de 2011

MI PENSAMIENTO ARQUITECTÓNICO Discurso del Arq. Ignacio Díaz Morales en ceremonia de promoción a Profesor Emérito del ITESO, Enero 1990

Hablar a ustedes de mi pensamiento arquitectónico podría ser quizás farragoso y largo, por tanto diré solamente unas palabras indicando mi pensamiento y mi derrotero. Si hay algo que me ha apasionado, ha sido precisamente esta gran dama, que le llamo a la arquitectura.

Estamos en un momento de enorme confusión, estamos en una verdadera babel. Naturalmente no es culpa de esta nobilísima arte, sino del espíritu y de la vida contemporánea que está tan absolutamente desintegrada, alterada. Este vórtice de confusión, que comenzó ciertamente en el Renacimiento, fue agravándose siglo con siglo hasta acabar en la disolución tremenda del XIX. En el campo de la arquitectura llegó a esa verdadera aberración que es el art noveau. La confusión gravísima originada en ese siglo fue en mucho culpa de estos bien intencionados señores que llamamos los estilógrafos, como Worringer e Hipólito Taine, quienes empezaron a descalificar el sentido del término "estilo" considerándolo como el ciclo de formas y no la manera de ser de una sola entidad. Esta mala apreciación trajo consigo una colección de etiquetas que invadió al siglo XX. A cualquier manifestación de arquitectura se le asignó una etiqueta. Quisiera preguntar a muchos de estos señores, que tanto alarde hacen -en su crítica- de estas etiquetas, que definieran lo que entienden por "moderno" y, sobre todo, por "postmoderno"; creo que se pondrían en situación sumamente grave porque no acertarían a decir realmente lo que entienden por ello.

Estamos por tanto en una verdadera babel. No nos entendemos. Se ha alterado el sentido profundo de lo que es la arquitectura: en lugar de ser alguna cosa que tiene su raigambre en la vida humana, se ha venido haciendo un producto de la élite convencional.
Viendo esta confusión y este desorden, viendo que hay muchísimas manifestaciones que se dicen de arquitectura no siéndolo, una de las posiciones más importantes que se pueden tomar es la de aclarar las esencias. Aclarar realmente la esencia de la arquitectura, para que con la mirada puesta en ésta, sigan todos aquellos que quieran trabajar en ella orientados por una brújula segura, para que puedan reivindicarse los fueros eternos de la gran arquitectura de todos los tiempos. Bien vale la pena estudiar a fondo cuáles son las esencias para volver a hacer arquitectura y, especialmente para nosotros, volver a hacer arquitectura mexicana y, en mi entrañable ciudad, arquitectura tapatía.


Por esta razón me permití presentar mi definición de arquitectura, con intenciones no de dogmatizar sino de decirles lo que creo que es la esencia de la arquitectura, para que se discuta, y si estamos de acuerdo en alguna precisión, tomar ésa como base, para que alrededor de ella y hablando el mismo léxico podamos hacer que este nobilísimo arte siga progresando cada día y llegue a ser el gran orgullo de nuestro rincón.

Con esa perspicacia que tenían los griegos para ir a las esencias, arquitectura es la obra principal: arjitektonike. Recuerdo una entrañable discusión que tuve toda la vida con mi también entrañable amigo, el arquitecto José Villagrán García, sobre la etimología de arquitectura. Él la hacía venir de arje (técnica). Llamaba arquitectura al arte de construir la morada integral del hombre. Después de muchos años, después de que discutimos mucho de mi definición, la modificó: el arte de construir espacios habitables por el hombre. Pero no es la habilidad del arquitecto lo que hace la esencia de la arquitectura, sino es la obra principal, el arjitektonike, que tiene que ser una obra de arte cuya esencia es el espacio.

Hay que entender la diferencia fundamental e importantísima del espacio arquitectónico y del espacio escenográfico. El primero es precisamente delimitado por elementos constructivos, donde las formas constructivas son derivadas de la calidad de los materiales regionales y de sus capacidades. Hacer delimitaciones espaciales -aunque sea con elementos fuertes como el concreto- que no sean formas constructivas, es escenografía; ésta tiene su lugar muy distinguido en el teatro. Los seres humanos, a pesar del ilustrísimo "Gran Teatro del Mundo", no somos actores. Somos individuos que vivimos cada uno nuestras vidas absolutamente inéditas, absolutamente propias, con responsabilidad de nuestros actos. No estamos aquí haciendo una comedia. El espacio arquitectónico es aquel que permite que dentro de él sea posible la vida humana y que sea lo suficiente para estimularla.

El ser humano busca siempre la belleza como una necesidad de su espíritu. Dios puso en el alma de cada uno de nosotros el anhelo de la verdad, del orden y naturalmente, su corolario, la belleza: el esplendor de ambos.

Acepto dos fantásticas e inmortales definiciones de belleza, la primera de Platón y la segunda de San Agustín: esplendor del orden; esplendor de la verdad. Estas dos ansias del ser humano traen consigo la necesidad de la belleza. El hombre no puede estar sin la belleza. Está verdaderamente impresionado por la maravillosa armonía de la creación (no me gusta llamaría naturaleza, le llamo creación: afirmación de que existe un autor). Aristóteles decía: belleza es la imitación de la naturaleza. Mas no la imitación fotográfica, sino aquel ponernos en esa misma categoría de armonía como existe en la creación.

Por tanto, mi precisión sobre la esencia de la arquitectura es: la obra de arte que consiste en el espacio expresivo delimitado por elementos constructivos. Nos falta precisar el fin de ello: la conjunción al acto humano perfecto. El espacio arquitectónico se hizo desde el origen de la arquitectura para que el hombre lo viva. El hombre necesita aislarse del exterior para tener la necesaria y la correspondiente intimidad para cada uno de sus actos. Cuando cercena un poco del espacio ilimitado es para dedicarlo a un propósito que tiene que llenar con toda precisión y con toda perfección.

Para que esto tenga eficacia es necesario que este espacio que hemos considerado delimitado por elementos constructivos tenga la belleza tal, que realmente actúe como un agente compulsivo para que el ser humano haga su acto más perfecto. Puse precisamente la palabra compeler porque solamente la belleza puede obligar a un ser libre a hacer algo sin que viole su libertad, porque la belleza llega a apasionar al ser humano a tal grado que como que pierde la voluntad para realizar aquello que él se propone.

Por esa razón puse como esencia de la arquitectura la de ser una obra de arte, y para ello siempre acudo a la definición magnífica de Clemente Orozco, obra de arte: creación humana de un nuevo orden. Le puse una palabra al final, "esplendente", para que cupiera dentro de las dos definiciones de belleza de Platón y de San Agustín. Considero que de acuerdo con mis reflexiones y presentada para que se discuta y se llegue a algún acuerdo, arquitectura es la obra de arte que consiste en el espacio expresivo delimitado por elementos constructivos para compeler al acto humano perfecto.

Es necesario que hagamos obras bellas, que las hagamos no para figurar en exposiciones, no para alcanzar aplausos, sino como un agente fundamental de nuestro servicio profesional. El arquitecto tiene que hacer felices a los seres humanos por quienes trabaja, tiene obligación de hacerles su vida lo más plena posible, tiene que ayudarles a hacer sus actos humanos en la forma más perfecta.

La misión del arquitecto es de una importancia capital. El arquitecto es un profesionista que jura ante el director de su escuela dedicar todas sus actividades profesionales al servicio de la comunidad, gobernado por una doctrina ortodoxa. Es obligación del arquitecto buscar esa ortodoxia para que pueda servir a sus semejantes, para que realmente les haga más fácil y más amable la vida.

Para hacer que la obra de arquitectura cumpla con su grandísimo y nobilísimo propósito es indispensable una reflexión adicional. Toda obra de arte, toda obra bella es producto de una cultura. Podemos descifrar cuál es la esencia de aquella cultura si sabemos entender bien las obras producidas por ella. Por esto también me di a precisar cuáles son las esencias del concepto de cultura. Me permití hacer dos definiciones de cultura. La primera, que es una definición estructural, por decirlo así: cultura es el sistema de conocimientos y actitudes llevados a formas de vida. La cultura es aquella colección de conocimientos y de actitudes que toma el ser racional frente a aquellos conocimientos que gobiernan después su vida. Esto explica por qué las culturas tienen una necesaria evolución. Existe otro concepto de cultura, que es mi segunda definición: culto a la vida y cultivo de la vida. Un hombre que rinde culto a la vida y que cultiva la vida es un hombre realmente culto, así tenga pocos conocimientos. Podemos medir la calidad de la cultura  por aquel respeto que se tenga a la vida; por aquel cultivo que se haga de la vida. Basada en estos dos conceptos se encuentra la actividad del arquitecto, que tiene la obligación de hacer esta delimitación espacial con elementos constructivos para la compulsión del acto humano perfecto.

La vida humana es lo más rico y lo más preciado que existe en la creación. La vida humana no solamente es una vida aislada, individual: un hombre solo es absolutamente incomprensible. El hombre, precisamente porque está hecho a imagen y semejanza de Dios, mas no por el cuerpo, porque Dios no tiene cuerpo, sino por el espíritu, y especialmente por la capacidad creadora que Dios le dio por el espíritu, es capaz de crear y es capaz de convivir con los demás. La primera manifestación del espíritu es siempre la comunicación. Creo que la actividad más importante del espíritu es la comunicación. Dios nos indica que la esencia misma divina, la Trinidad magnífica es Padre, Hijo, que tienen el diálogo eterno y verdaderamente infinito del amor que genera el Espíritu Santo. Toda proporción guardada, el ser humano también tiene la necesidad incoercible de la comunicación precisamente porque tiene un espíritu. Entonces la vida humana más perfecta es la vida comunitaria; no la vida independiente, la vida aislada. La vida comunitaria más perfecta es la vida de familia: el paradigma de vida humana, la joya más grande de la creación. Para aquella vida de familia, la arquitectura tiene su género más exquisito: la casa. La casa es donde se lleva a efecto la actividad más grandiosa de la creación, la vida humana perfecta. En la familia -y así son todas las familias- se llevan todos los grados del amor: entre la pareja de los cónyuges, de los padres a los hijos, de los hijos a los padres, de los hermanos entre sí y de esta familia con todas las amistades. Si aplicamos a esto las ideas que sobre cultura he manifestado, encontramos que la casa debe ser la palestra en donde se le rinda culto a la vida y se cultive la vida, donde exista el respeto a la vida humana, a cada uno de los seres humanos; que no le haga vivir en una escenografía, sino en un espacio que sea tan tranquilo y tan sereno, que permita desarrollar las actividades más perfectas de la vida humana. La primera condición que debe tener el espacio arquitectónico será la de comunicar la serenidad adecuada para cada oficio con objeto de que el ser humano, estando tranquilo y sereno, pueda dedicar todas sus actividades al propósito fundamental de ese espacio.

Si la casa y por extensión los demás edificios- respeta la vida, rinde culto a la vida y cultiva la vida, tendrá y se generará la arquitectura más refinada.

 La inspiración más grande que pueda tener el arquitecto no está en las rutas de la moda internacional. Muchas de sus obras son realmente unas incuestionables y muy plásticas manifestaciones de una especie de escultura, pero que no es más que una escenografía riquísima, con unos acabados extraordinariamente refinados. ¿Esto es arquitectura? ¿Esto es culto a la vida? ¿No es una cosa grotesca el querer aparentar que el hombre es un actor, un comediante, un individuo al que hay que ponerlo en escenografías (hermosísimas si se quiere, con una plástica increíble, con una capacidad artesanal extraordinaria), en lugar de rendirle culto a un ser humano responsable y digno? ¿Estos elementos delimitantes realmente rinden culto a la vida, o son una exhibición de maravillosas artesanías, pero no encaminada al respeto a la dignidad humana, al respeto a la vida y al cultivo de la vida?

Podemos decir que si la casa está bien, todo irá bien; si la casa está mal, todo irá mal. Las casas que se están haciendo ahora son verdaderamente inhabitables; en lugar de cultivar la vida de familia la destruyen; todos se van fuera porque es imposible que una familia se reúna dentro, que participe en el plan espiritual, en el plan de comunicación. Eso es una responsabilidad directa de los arquitectos que tenemos que tratar de corregir, porque de lo contrario no estamos cumpliendo nuestro juramento de dedicar nuestra actividad para el beneficio y el servicio de la comunidad. Debemos servir a la comunidad cultivando su vida y rindiéndole culto a su vida y entonces seremos unos verdaderos hombres cultos: generaremos esa nueva cultura que nos importa tanto fundamentar para el próximo siglo XXI.

Son tres ecosistemas los que deben estar coordinados: la casa alrededor de la sacrosanta vida de familia; la ciudad, que es la casa grande de la familia de familias, y por último, el ecosistema de la creación, que rodea a la ciudad. Esta armonía de convivencia que nos enseña la creación la debemos de llevar a la arquitectura, necesitamos hacer que nuestras obras realmente parezcan de convivencia humana, de armonía, y no yuxtaposición de egoísmos.

Nuestras ciudades revelan cada día más un vacío total de autoridad. Los ciudadanos que no tienen voz, porque no tienen capacidades económicas, ni poder político, ni poder ideológico, pero que son la mayor parte y los más sufridos, no tienen quien los defienda. Ese vacío de autoridad permite que cualquier egoísmo se pueda realizar, permite que cualquier individuo -porque tiene poder económico y político- pueda hacer un rascacielos donde se le antoja, sin pensar que esto es un ataque a la comunidad. Si el arquitecto no se convierte en defensor de la comunidad frente a su cliente, con todo el respeto que se merezca, seguiremos siendo los cómplices de este ataque. No nos quejemos después de que nuestras ciudades sean inhabitables, de que vengan autoridades y destruyan nuestra ciudad con pares viales a tres cuadras de separados, que tasajeen, por decirlo así, nuestras ciudades. Tenernos la culpa todos nosotros, y especialmente los arquitectos, por no defender nuestra ciudad. Muchos de los arquitectos están contaminados del consumismo que se ha apoderado de los mass media en una forma tremenda, es él quien dice, con la ignorancia más completa, lo que es arquitectura y lo que no lo es.

El único remedio es voltear los ojos a las escuelas de arquitectura. La profesión del arquitecto no es una profesión que se pueda improvisar. Dios, a cada uno, le ha dado una vocación. Si encuentra el hombre cuál es la suya, su vida será un éxito, y si la falla o si la falsea, será un fracaso. Considero que una de las cosas más importantes que puede hacer una escuela es la de seleccionar a quienes ingresan, que tengan realmente aptitud; de lo contrario se les hace un fraude al hacerlos creer que pueden llegar a ser arquitectos. La vocación no es simplemente un antojo: es una colección de habilidades, de inclinaciones y sobre todo, de genio creador. Quienes no lo tengan, la escuela no se los puede dar. El candidato no lo adquiere, lo puede ejercitar y lo puede enriquecer. El arquitecto nace, no se hace. Una de las razones por la que encontramos tantos esclavos del consumismo es porque existen algunos que se creen arquitectos porque tienen un título, pero no tienen la capacidad de serlo. Como no tienen genio creador, tienen que ir al plagio, a la copia y se están frustrando ellos mismos.

Para la formación del arquitecto es indispensable que el aspirante presente los tres exámenes fundamentales: de preparación, de capacidad y de vocación. El arquitecto tiene que ser un genio creador, no se puede producir la belleza indispensable para que presida el espacio arquitectónico con procesos racionales.

Hay que tener un cuidado muy grande de que en el plan de estudios estén las disciplinas fundamentales, aquéllas de reiteración de actos para crear una segunda naturaleza del sujeto, para que una vez creada, pueda hacer las cosas con la habilidad y con la agilidad necesaria para cumplir con su propósito. La profesión del arquitecto es tan digna como cualquier otra, pero tiene además el aliciente de la capacidad de creación. Las obras del arquitecto son como sus hijos: les engendra vida precisamente porque son obras de arte, porque han sido la creación humana de un nuevo orden, a imagen y semejanza de su creador.

El arquitecto debe ser formado en el concepto fundamental de arquitectura; con la preparación para ser realmente un agente de mejoramiento de la comunidad a la cual va a servir; tiene que estar preocupado por dominar todas las disciplinas constructivas para que pueda imaginar lo construible, para que pueda intuir lo construible (como me dijo Pier Luigi Nervi cuando le pedí maestros en ciencias de la construcción para mi escuela); para que intuyéndolo pueda imaginar los espacios donde la delimitación sea por elementos endilgados al propósito único de hacerlos con la belleza necesaria, para que sean un verdadero cántico a la vida, al culto y cultivo de la vida; que haga del espacio arquitectónico una voz de una armonía total; que haga de nuestras casas, de nuestros edificios, de nuestras ciudades un cántico maravilloso de alabanza al Señor por laudanza al sentido de la vida.

Me permito presentar estas ideas para que si acaso consideran prudente quienes juzguen, puedan hacerse foros de discusión donde se acepten o se rechacen. Lo importante es llegar a conclusiones válidas y serias; que todos trabajemos juntos en lo mismo, que lo que haga uno no lo destruya el otro; que no sea una palestra de confrontaciones, sino un equipo verdaderamente congruente para que, entre todos, logremos formar arquitectos y precisar los criterios fundamentales de las esencias. Solamente así podremos pensar que el arquitecto del siglo XXI podrá hacer la arquitectura que merezca su siglo: arquitectura auténtica, no esa colección de edificaciones más o menos pintorescas, más o menos atractivas o rentables, sino la verdadera arquitectura que merece el ser humano para ese siglo que ya está aquí. Estamos viendo estas transformaciones fenomenales de Europa, tenemos la computadora, la cinta magnética y el video. Hay que prepararnos espiritualmente, saber que si no hacemos la cultura del respeto a la familia, de la devoción por la familia, está perdido el siglo XXI. Tenemos que ser los promotores, la juventud sobre todo, de esta renovación total.